Seguridad, seguridad y
más seguridad. Es la palabra más escuchada durante el recorrido por las obras
de consolidación de la Plaza de Toros. Y lo corrobora el vicealcalde, Ángel
Ibáñez, al apuntar: «No busques el enfoque estético porque aquí prima la seguridad».
Por si quedaba alguna duda. Todo para que el coso de la capital pueda acoger
con garantías un espectáculo público como la celebración de la feria de toros
de estos Sampedros.
Los trabajos, que
acomete la empresa Construcciones Ortega, transcurren según lo previsto y
estarán finalizados para el próximo 17 de junio. Es decir, quedan dos semanas,
aunque el grueso de las deficiencias que detectó el proyecto de la Universidad
de Burgos ya está solventado.
Un paseo con los
técnicos municipales y de la Escuela Politécnica deja claro que ha habido una
importante labor de saneamiento de los elementos estructurales de hormigón,
clave para soportar el peso de los aficionados. También se han retirado los
trozos que estaban desconchados y con riesgo de desprendimiento, tanto en el
interior como el perímetro exterior. «El tema no es que el edificio se viniera
abajo sino que algún cascote cayera desde una altura sobre alguna persona»,
apunta uno de los técnicos que nos acompaña durante la visita.
El mal diseño de la
Plaza de Toros y el abandono en todos estos años de la infraestructura han
generado la pérdida de protección del hormigón, que ha habido que sanear. El
principal problema ha sido la recogida de agua, sin canalizaciones, que ha
filtrado todas las humedades a la estructura y a los comientos.
Una de las actuaciones
más visibles y que dota de seguridad a la maltrecha estructura ha sido la
colocación de vigas de hierro en los dinteles del pase a los vomitorios. Se han
instalado en todos salvo en uno, que estaba en buen estado. De esta manera, se
refuerza esa zona de los tendidos, que soporta el peso de los espectadores.
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