domingo, 22 de abril de 2012

Caían pedruscos como coches



Una avalancha de rocas se quedó a escasos centímetros de la vivienda en la que dormía Jesús del Olmo, su mujer y sus dos hijas en el primer piso de un bloque de cinco alturas de Ermua que amaneció envuelto en el caos más absoluto. Pensando que el mundo se les venía encima. El desprendimiento de una ladera sepultó una veintena de coches y obligó a desalojar a 24 familias ante el riesgo de que el corrimiento de tierra se llevara por delante varios pilares del edificio más próximo.
No hubo daños estructurales ni heridos, aunque sí escenas de «pánico» y angustia durante las siete horas que los afectados tardaron en regresar a sus hogares.

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