La facilidad de acceso a los servicios de mapas en línea ha aumentado nuestra confianza colectiva en la comprensión de nuestro mundo desde arriba.
Los mapas
condensan el planeta en un pequeño mundo dentro de nuestro bolsillo, la
mercantilización de estos, ha universalizado la fotografía “plan-view”. La
cuestión de si su uso es un paso positivo
para el diseño y la planificación, es un debate en curso.
Sin
embargo, de cara a este dilema, los fotógrafos de arquitectura están forzando
los límites de la tecnología de los drones, con el fin de encontrar un nuevo
significado. Es, más que nada, una forma de pensar, de comprender y representar
composiciones arquitectónicas y urbanas complejas. Las proyecciones
ortográficas (planta, sección, elevación) proporcionan una vista de un lugar
que es a la artificial e inalcanzable, y se definen por un grado de precisión y pureza del espacio que es imposible de replicar en situaciones del mundo real.
En la arquitectura doméstica
del siglo 20 y 21, el plano aéreo ha llegado a simbolizar un método
universalmente reconocido el espacio alrededor de edificios. Si bien la planta es fundamental para
entender un proyecto, es estilísticamente limitada. A diferencia
de un dibujo, las fotografías aéreas capturan sombras perfectas, patrones
inesperados del clima, las superficies de tierra desgastadas y las techumbres, escenas arquitectónicas en la "realidad". Lo más
importante es que ofrecen una visión extendida de los entornos urbanos y
condiciones naturales, como parte
de la visión de un arquitecto, acotando la brecha entre lo tangible y lo
intangible.
La
fotografía, junto con la "pureza" de la proyección ortográfica, que
la tecnología drone hace posible. Estas fotografías no son planas; más bien, la
perspectiva gentil y el realismo natural que es característico de estas fotos
suavemente nos recuerdan que estamos ante un cuadro capturado no a través de
tinta, sino a través de una lente.
Algunos fotógrafos de arquitectura están adoptando
activamente esta tecnología para crear más imágenes más elaboradas y con mayor composición.
La obra de Joao Morgado y Fernando Guerra - entre otros - demuestra que los
drones pueden aprovecharse para capturar fotografías asombrosamente potentes de
los edificios y sus paisajes circundantes. En su quietud, revelan cuán
convincente sigue siendo la vista aérea.
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