Más de
2.800 edificios antiguos, 400 en Madrid, integran el primer inventario de
fincas, aún sin completar, que pueden albergar viviendas huésped en sus
cubiertas.
La Casa por el Tejado
(LCT), empresa que proyecta y construye estos inmuebles, tiene voluntad de extender
su método a las capitales donde el modelo urbanístico lo permita.
Como
explica Joan Artés, arquitecto y fundador de LCT, "hemos descubierto, de
una manera sistematizada y científica, que existe otra ciudad encima de la
ciudad". "El ADN de nuestra empresa", añade, "consiste en
completar la edificabilidad disponible en las mejores zonas de la ciudad, ampliando la oferta de casas y aprovechando las infraestructuras existentes,
en lugar de crear barrios en los extrarradios desprovistos de servicios
básicos".
La base
del negocio no es comprar suelo, construir y vender, sino detectar solares, estudiar su
compra y procurar un beneficio para los inversores privados -margen mínimo de ganancias de
los 15%- constituidos en sociedad y para la comunidad de propietarios. ¿Cómo lo
logran? Adquiriendo el derecho de vuelo de la finca.
Fuente: http://construccion-industrializada.es |
Aunque
muy alejado del concepto tradicional de inmobiliaria, un
equipo de comerciales se encarga de proponer a las comunidades de propietarios
la compra de la cubierta, un espacio al que probablemente nunca
le darán uso. A cambio, LCT se compromete a ejecutar las obras de
rehabilitación en las zonas comunes (instalar un ascensor, arreglar la fachada,
etc.) y el resto de la valoración del derecho de vuelo se entrega en dinero a
los dueños de la finca. "Como mínimo,
hacemos los trabajos de mantenimiento para el cumplimiento obligatorio de la
Inspección Técnica de Edificios (ITE)".
Sin financiación externa, el
proceso pasa por 10 fases en las que trabaja un equipo multidisciplinar de 40
personas. Tras la detección visual del edificio, la
comprobación de la normativa urbanística ( edificios protegidos) o un primer estudio técnico y económico, queda por lograr lo más difícil: un acuerdo por unanimidad de los
propietarios para la venta del derecho de vuelo.
A favor: con la
intervención, las
cuotas de comunidad bajan al redistribuirse los coeficientes con los
nuevos inquilinos. En contra: aún
existen inquietudes latentes entre los propietarios como es la estabilidad del edificio. Para disipar esta
preocupación, la empresa busca constantemente nuevos sistemas constructivos
adecuados para soportar las viviendas añadidas sin descuidar nunca el tema
medioambiental.
Sobre
el proceso de ejecución, el plazo es de tres o cuatro meses. "Mientras
arreglamos el edificio, las
casas industrializadas se hacen en un taller", especifica
Artés.
Fuente: http://www.elmundo.es/
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