miércoles, 1 de abril de 2015

VIVIENDAS NUEVAS SOBRE LAS AZOTEAS DE VIEJOS EDIFICIOS

Más de 2.800 edificios antiguos, 400 en Madrid, integran el primer inventario de fincas, aún sin completar, que pueden albergar viviendas huésped en sus cubiertas.
La Casa por el Tejado (LCT), empresa que proyecta y construye estos inmuebles, tiene voluntad de extender su método a las capitales donde el modelo urbanístico lo permita.
Como explica Joan Artés, arquitecto y fundador de LCT, "hemos descubierto, de una manera sistematizada y científica, que existe otra ciudad encima de la ciudad". "El ADN de nuestra empresa", añade, "consiste en completar la edificabilidad disponible en las mejores zonas de la ciudad, ampliando la oferta de casas y aprovechando las infraestructuras existentes, en lugar de crear barrios en los extrarradios desprovistos de servicios básicos".
La base del negocio no es comprar suelo, construir y vender, sino detectar solares, estudiar su compra y procurar un beneficio para los inversores privados -margen mínimo de ganancias de los 15%- constituidos en sociedad y para la comunidad de propietarios. ¿Cómo lo logran? Adquiriendo el derecho de vuelo de la finca.
Fuente: http://construccion-industrializada.es
Aunque muy alejado del concepto tradicional de inmobiliaria, un equipo de comerciales se encarga de proponer a las comunidades de propietarios la compra de la cubierta, un espacio al que probablemente nunca le darán uso. A cambio, LCT se compromete a ejecutar las obras de rehabilitación en las zonas comunes (instalar un ascensor, arreglar la fachada, etc.) y el resto de la valoración del derecho de vuelo se entrega en dinero a los dueños de la finca. "Como mínimo, hacemos los trabajos de mantenimiento para el cumplimiento obligatorio de la Inspección Técnica de Edificios (ITE)".
Sin financiación externa, el proceso pasa por 10 fases en las que trabaja un equipo multidisciplinar de 40 personas. Tras la detección visual del edificio, la comprobación de la normativa urbanística ( edificios protegidos) o un primer estudio técnico y económico, queda por lograr lo más  difícil: un acuerdo por unanimidad de los propietarios para la venta del derecho de vuelo.
A favor: con la intervención, las cuotas de comunidad bajan al redistribuirse los coeficientes con los nuevos inquilinos. En contra: aún existen inquietudes latentes entre los propietarios como es la estabilidad del edificio. Para disipar esta preocupación, la empresa busca constantemente nuevos sistemas constructivos adecuados para soportar las viviendas añadidas sin descuidar nunca el tema medioambiental.

Sobre el proceso de ejecución, el plazo es de tres o cuatro meses. "Mientras arreglamos el edificio, las casas industrializadas se hacen en un taller", especifica Artés. 
Fuente: http://www.elmundo.es/

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